domingo, 2 de septiembre de 2018

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Veréis, tengo un plan. 
No es casualidad que hayan pasado mil setecientas noventa y cinco horas sin encender esta luz.
Cada instante que obedece a ese tiempo ha servido para urdir minuciosamente un plan. Pura maquinación, un cálculo hecho sobre un trozo de papel, frío, lento, a tinta y sueños.
Voy a desmenuzar mi hoja de ruta, aquí, como siempre pero al revés, sin retrovisor esta vez. La perversión de hacer cábalas, apostando la suerte de otro, voy con todo, porque tengo un plan. Mi universo amarillo se queda, se queda porque sin él no quiero seguir, no sé si asomada a una ventana de sol, con el brillo deslumbrando mi cara, o en unas líneas prohibidas, sobre la ceguera de todo el que cree ver, pero se queda.
Tras esta circunstancia, que asegura un rato más de sinrazón silenciosa, sigo con aquello que me trajo aquí:

Tengo un plan, voy a intentar ser feliz. He pensado que una buena forma de pasar la vida es afianzarse en ese bando que parece ganador, hacerse fuerte en él, cómo si no tuviéramos ya bastante con sonreír sin sentido, soñar sin razón y respirar con total ansia de libertad.

Tengo un plan y se escribe en un azul profundo, casi gris, una tinta nueva y brillante que sale a borbotones de mi pluma y así, como si de una pequeña explosión se tratase, de forma meteórica, fulgurante e irremediablemente incontrolable, continúo, tejiendo algunas pequeñas historias memorables.

Veréis, tengo un plan, voy a intentar ser feliz... aunque le joda al universo.




"Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes

de la luz,

te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza

de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y
cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te
dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese
pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre en
una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío"
JULIO CORTÁZAR


*Pintura de Salvador Dalí, "Gala con dos chuletas de cordero en equilibrio sobre su hombro", 1933. 


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