viernes, 2 de diciembre de 2016

A no ser...

No voy a posponerlo más. Si ha de curar que primero sangre. Saco el bisturí cargado de tinta y empapo las hojas así:
Hoy me he acordado de lo infeliz que soy sin tu presencia y un nuevo abismo se ha abierto ante mis pies.
Lejos queda ya esa noche en la que "volamos a París" sin movernos de la ciudad. Nada podía destruirnos entonces porque de la manera en la que nos teníamos nada podía estropearse.
Después, la torpe intensidad que le da alas a este corazón se disparó en el sentido contrario a las agujas de nuestro reloj. Ya no caminábamos en la misma dirección, ya las realidades se hundían en una neblina insuperable, ya no había ni París, ni nocturnidad, ni insomnio para dos, ni dulces remordimientos...
Remato la historia en lo alto de una montaña rusa en soledad, sin saber dónde estás pero si qué haces. Querer, amar a tu manera lo que es enteramente tuyo. Y yo salgo disparada en una suerte de curvas mortales con la velocidad a favor y las ganas de desaparecer en lo más alto de las nubes, donde nadie me ve. Donde se esconden las incertidumbres, como en los azules de Picasso.

Tú no lo sabes, pero esta es la última que vez que te escribo, la próxima será a tu recuerdo y, con suerte, se habrá ido contigo.

"Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte y que si lo hiciera , no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mío con sólo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser"

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