sábado, 19 de marzo de 2016

92 días y 18 horas

Hoy se duerme el invierno y se despierta la primavera.
Se aletargan los dolores, se congelan los "porqués"
Baja el telón la última estación, se desvanece en un solo acto sin ovación final.

Se congelan el "no" y el "pero", un tiempo de descuento de 92 días y 18 horas.

Mañana se hace brisa la espera, más llevadera.
se hace sol el dolor, sombra la dicha.
Mañana se hacen luz los ojos hinchados de gris y humo...
de días blancos que nadie más vio.

Se duerme mi reflejo porque está cansado,
ahora solo quiere ser espejo...
Como la gota que quiere ser mar,
como el grano que ansía ser montón de arena,
como la exageración.

Quiero detener los odios viejos, los amores de lejos, los vientos fríos y el vivir lento.
Quiero secarme este vaivén que me cala hasta los huesos...
Quiero sentir menos y reir más, quiero solo la frivolidad del ser y el estar.

Mañana es una enésima oportunidad,
se lo grito a mi cabeza por si no nos quedasen más primaveras,
como susurró la última reina del Nilo a sus asesinas envenenadas:
"tranquilo corazón obedeceme y detente, pues ya he terminado"


"Qué vanidad imaginar

que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.



Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.



Por ahí un papelito
que solamente dice:



Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.



Y este fragmento:



La lenta máquina del desamor
los engranajes del reflujo
los cuerpos que abandonan las almohadas
las sábanas los besos



y de pie ante el espejo interrogándose
cada uno a sí mismo
ya no mirándose entre ellos
ya no desnudos para el otro
ya no te amo,
mi amor"
JULIO CORTÁZAR


*Pintura Edgar Degas, "Después del baño, mujer secándose" 1890.

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