Cae la noche y no lo sé, me da igual...
Mi vida empieza cuando sueño, en las horas de la quietud soy esa otra que todo apacigua, que no pierde la calma. Soy también la guerrera, remontando tempestades donde no hay paz.
Permanezco en el pasado que quiero, cuando quiero y elijo quién debe estar y quién no debió estar jamás.
Me reinvento millones de veces, como millones de errores que sueño volver a cometer.
El amargo trago se hace llevadero.
La pesadez de todas las palabras, de sus verbos, de sus labios, de los argumentos cansados, baldíos se esfuman.
Doy vueltas alrededor de mi propio centro, soy todo lo críptica que puedo, acompaño mi vuelo con órbitas luminosas, calladas, fugaces, infinitas...
Amo sin remisión y odio sin remedio.
Cuando mis párpados caen, domino todo lo que anhelo...
No espero nada.
No espero nada más que dormir, que soñar...
... disculpadme, no es que no sea nada.
"Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?
¿Por qué es tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora
de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra
y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?"
JORGE LUIS BORGES
JORGE LUIS BORGES
*Pintura de Paul Delvaux.

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