domingo, 22 de diciembre de 2013

Carmín

Érase una vez un momento delicioso que entró en un bucle y lo fue y lo es y lo será tantas veces como recuerde. 

Bendita memoria, me deja faltarle al respeto a mi propia vida, a mis principios, si es que los hay, y a la moral que me acompaña en el bolso, acomodada entre un pintalabios color carmín y la pequeña libreta, la misma que se postula como la peor droga que ha probado mi inteligencia, si es que la hay.

Bendita memoria, me permite esquivar la realidad y a las personas que están más cerca, dejar a mi cuerpo retozar en sábanas que yo misma inventé, subirme a zapatos que no son los míos y querer lo que ya no quiero sólo por placer. Me devuelve a las personas que me sientan bien, me da la razón y me la quita con otras que no se sabe en que cajón de recuerdos han de volver.

Me saca los colores y me enseña lo peor y lo mejor de la que escribe. 

Momentos deliciosos.
No es imaginación, no es ensueño, ni deseo, ni las ganas, ni el capricho... no es el anhelo, ni la envidia, ni el desvelo... no es la ilusión, sólo memoria. Todo es cierto, todo fue y todo es mío. 

Si lo contara tal y como lo recuerdo, si os susurrase al oído o presentase ante vuestros pacientes ojos esos deliciosos momentos quizá quisierais anhelar alguno como un deseo, como un capricho, como una ilusión. 
Yo lo haría. Es la envidia de sentir, tan sana y tan viva.
No quiero conocer vuestros momentos, ni aprender de ellos, pues el deseo de vivir tiene envidia de la memoria...


Recuerdo el carmín en las sábanas, el pintalabios era tan mío como la moral que se esconde debajo de la libreta.


(...)
Van andando los días a lo largo del año
¿En dónde estás?
Me crece la mirada
Se me alargan las manos
En vano la soledad abre sus puertas
Y el silencio se llena de tus pasos de antaño
Me crece el corazón
Se me alargan los ojos
Y quisiera pedir otros ojos
Para ponerlos allí donde terminan los míos
¿En dónde estás ahora?
¿Qué sitio del mundo se está haciendo tibio con tu presencia?
Me crece el corazón como una esponja
O como esos corales que van a formar islas
Es inútil mirar los astros
O interrogar las piedras encanecidas
Es inútil mirar ese árbol que te dijo adiós el último
Y te saludará el primero a tu regreso
Eres sustancia de lejanía
Y no hay remedio
Andan los días en tu busca
A qué seguir por todas partes la huella de sus pasos
El tiempo canta dulcemente
Y si mis ojos os dicen
Cuánta vida he vivido y cuánta muerte he muerto
Ellos podrían también deciros
Cuánta vida he muerto y cuánta muerte he vivido

¡Oh mis fantasmas! ¡Oh mis queridos espectros!
La noche ha dejado noche en mis cabellos
¿En dónde estuve? ¿Por dónde he andado?
¿Pero era ausencia aquélla o era mayor presencia?
(...)
Pero entonces amigo ¿qué vas a decirnos?
¿Quién ha de comprenderte? ¿De dónde vienes?
¿En dónde estabas? ¿En qué alturas en qué profundidades?
Andaba por la Historia del brazo con la muerte
Oh hermano nada voy a decirte
Cuando hayas tocado lo que nadie puede tocar
Más que el árbol te gustará callar

Vicente Huidobro


* Pintura de Rene Magritte, "Sheherazade" 1950.

2 comentarios:

  1. Deliciosos momentos que quizá quisierais anhelar alguno como un deseo, como un capricho, como una ilusión...
    Deliciosos momentos en los que escribes!!!

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  2. Un placer delicioso es que leas. Gracias. Otro momento más para la memoria.

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