lunes, 14 de enero de 2013

Fuego y azul


Cuenta la historia que un día el cielo se tornó gris, por un instante, y después de rojo atardecer, y fue entonces cuando apagaste tus días.
En la hoguera de la tarde se quemaron las intenciones, como se quemaron las canciones de tanto anhelar ser su eterno protagonista.
En la hoguera de la tarde ardieron los deseos que no se consumaron,  justo final por haber encencido la llama del "quiero".
En la hoguera de la tarde se quemó la boca, incansable portadora del veneno que quisiste poseer y ahora te devora.
Dicen los viejos del lugar que después se apagó la llama que ardía y un triste azul brotó de un horizonte cansado...

"El demonio a mi lado acecha en tentaciones;
Como un aire impalpable lo siento en torno a mí;
Lo respiro, lo siento quemando mis pulmones
De un culpable deseo con que, en vano, porfío.
Toma a veces la forma, sabiendo que amo el arte,
De la más seductora de todas las mujeres;
Con pretextos y antojos que no echo a mala parte
Acostumbra mis labios a nefandos placeres.
Cada vez más, me aleja de la dulce mirada
De Dios, dejando mi alma jadeante, fatigada
En medio de las negras llanuras del hastío.
Y pone ante mis ojos, llenos de confesiones,
Heridas entreabiertas, espantosas visiones...
La destrucción preside este corazón mío"
Charles Pierre Baudelaire 

*Pintura de Edvard Munch "Lady from the sea", 1896.

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