Miradas de tinta

Llegaste sin avisar, silencioso tras la luz de una vela, escondido en tu oscuridad. No te veía entonces, pues eras sombra sin nombrar. 

La luz llegó a tus ojos, inspiración del pincel que firme pretendía mirar. Y desde ahí todo lo ves, vigilas y cuidas de que yo no pueda entrar. 

No te has dado cuenta, de que al pasar, dejaste una estela de luz, que por sí sola ilumina. Que sin mirarte, he podido ver lo que había detrás. 

Ahora estás pero me he deslumbrado y no te ubico, ni se donde estás. Supongo que no quiero ver ni entender porque te vas.

Son mis borrones consecuencias de las dudas, del desvelo que infringiste a los días. Lluvia de tinta que me cala, por no saber descifrar esas palabras. Me castiga el verbo, por no ponerle en su tiempo, por no atreverme a decir si eres, fuiste o serás. 

Ella me mira y me dice que pare ya, que no tengo cabida en este mundo, que no siga con una locura que a penas señala un final, que borre lo escrito, que siga y no mire hacia atrás, yo la miro y con mis ojos le contesto: no lo entiendes, ni lo entenderás, que es esta locura la que me hace soñar y en mis lineas vivo y por eso él, aquí, no morirá. 

"Ríndete… entrégame tus armas sin condición, que no hago prisioneros en mi corazón..."

Alejandro Sanz

*Pintura de Renè Magritte "The false mirror", 1928