lunes, 4 de agosto de 2014

Un pedazo de tiempo

"Que Dios no te de todo lo que puedas soportar"

No es lo mismo la cantidad de dolor que podemos soportar que la que estamos dispuestos a soportar.
Sobre nuestros hombros reposan todas las desgracias que nuestro corazón considera suficiente para hacernos padecer y, desde luego, son muchas.
No deberíamos estar dispuestos a soportar el dolor, no deberíamos agachar la cabeza y darle tregua a un pánico que siempre viene para quedarse.
Algo falla en esta rueda ansiosa de girar y llevárselo todo por delante.

Sin embargo, existe un bálsamo que nos arropa al final, en la última vuelta...
Somos la esencia de la que están contenidos los mares.
El infinito sentimiento, el que deja huella en los corazones de aquellos que nos aman.
Un pedazo del alma de la tierra.
El exquisito contrapunto, el error y el acierto.
Somos la ceniza que resurge una y otra vez en la otra rueda, la de la memoria, la que gira eterna.
Somos el polvo que dejan las estrellas cuando dejan de ser... 
Somos el capricho que impulsa a la existencia de nuevas estrellas...

Estamos hechos de un rastro ineludible, 
si, somos un canto infinito a la vida,
nuestra vida.


"(...)Se va extendiendo la gran escalinata alfombrada de estrellas.
Un pedazo brilla, por el lado de su exterior lustroso, entre los astros.
¿Mi obra? ¿Mi alma principal? ¿Mi vida?
Un pedazo.
Y los dioses lo miran especialmente, pues no saben por qué ha quedado allí"

FERNANDO PESSOA


* Pintura de Salvador Dalí, "Paisaje angelical", 1977

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