jueves, 18 de octubre de 2012

Temporal

Salió a pasear, y de repente se mojó sin calarse, fue su alma la que se empapó. 
El cielo lanzaba las gotas justas para que se desvaneciera y de repente ya no era. 
Se buscó bajo la tormenta y no se encontró, pero parecía mejor así. ¿Quién quiere encontrarse siempre? 
Bajo el agua tocó sus manos, ya no eran suyas. El color de sus mejillas era de otro mundo y sus pies flotaban a merced del charco, al compás de su dulce vaivén. El aire que salía de su boca no era más que el viento que le mantenía en pie. Abrazaba el aire, queriendo sentir el vendaval. 
El tiempo no era ya una excusa, la corriente se lo llevó confundiendo sus sentidos. 
y se fundió con la tormenta, sintiéndose más grande, capaz de cualquier cosa, más llena y libre. 
Tras la euforia la lluvia comenzó a cesar, entonces agachó la cabeza hasta unir su rostro con las piernas y se hizo un nudo bajo la explosión de vida. 
Se hacía menos y menos, hasta que no fue.
Quería pensar que duraría para siempre, pero la tormenta cesó, volvió a notarse las manos, a sentir la pisada firme, recuperó el rubor de las mejillas y lloró, porque el tiempo volvió a contar, a correr en su contra y ya era. Como todo, volvió a ser. 



"¡Si yo
pudiera expresar todo lo que siento! ¡Si todo lo que dentro
de mí se agita con tanto calor, con tanta exuberancia de
vida, pudiera yo extenderlo sobre el papel, convirtiendo
éste en espejo de mi alma, como mi alma es espejo de
Dios!» Amigo... Pero me abismo y me anonada la
sublimidad de tan magníficas imágenes"
 Fragmento Werther. Goethe 

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