Las palabras se resbalan de mis labios cansados de balbucear y no encontrar la conexión precisa para decir todo lo que deseo. Se que quiero, se que puedo pero no encuentro un punto y seguido en mi boca. Son puntos y aparte llenos de grandes proyectos que terminan en desesperantes puntos suspensivos. ¡Qué antojo el de las letras!, ¡qué crueles los sonidos que no hacen poesía! y ¡qué largas las noches en las que enumero una tras otra todas aquellas cosas que me quedan por hacer, por arrancar de mis labios...
Me resisto a pensar que no se le puede robar una hora a los días y hacer que las jornadas sean de 25. Tener un pequeño hueco para que los arrebatos que luchan por salir de mí tengan 60 minutos de mano izquierda.
NO puede llamarse libertad a una vida en la que no existen mas que los segundos que nos otorga el calendario... prestados y efímeros, caducos y excesivamente caros.
Quiero dar la vuelta al reloj aunque eso signifique retrasar la primavera... ella sabrá entenderlo, no le importa llegar más tarde, es impetuosa.
Siempre quise parar el tiempo y manejarlo a mi antojo, soy solo esto y nada más.
Que los días que quedan por llegar estén llenos de oportunidades donde poder robar cada vez un segundo, uno y uno, y así poder ganarme las horas perdidas durante tantos años, sin remordimientos ni rencor y ¡qué no se enfade el invierno! él siempre ha sido largo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario