Es curioso como el aire huele exactamente igual, son los días que vienen una sentencia firme que anuncian una condena que no termina de cumplirse. Esta vez no he contado los días que llevo jugando al olvido. Me hago trampas para ganar. Ni si quiera tengo la satisfacción del descuento, ni si quiera puedo controlar cuándo acaba.
Las comparaciones son odiosas por eso evito el espejo, menos lágrimas pero más ojeras; menos corazón y más razón, menos Ohara...
Creo que por fin "menos belleza y más demagogia", eso es lo que necesito según me aconsejaba aquel antropólogo de barra que tantas veces me hizo reír... gracias... (y sin tener culpa de nada, en este pira de desahogos, te dedico la venganza del olvido de Borges, que sé te perturba)
Soy más y me siento menos, por eso sigo intentando entender a qué se refería el maldito Julio con aquello de "que solo en la aritmética el dos nace del uno más uno"... siempre fui de letras y de filofobia.
Voy a regalarme un "pero" para salvar el alma: pero siempre he pensado que la vida no va de buscar excusas sino de tomar decisiones, qué bien... ¡qué aproveche!
"Soy el que sabe que no es menos vano
que el vano observador que en el espejo
de silencio y cristal sigue el reflejo
o el cuerpo (da lo mismo) del hermano.
Soy, tácitos amigos, el que sabe
que no hay otra venganza que el olvido
ni otro perdón. Un dios ha concedido
al odio humano esta curiosa llave.
Soy el que pese a tan ilustres modos
de errar, no ha descifrado el laberinto
singular y plural, arduo y distinto,
del tiempo, que es uno y es de todos.
Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada"
JORGE LUIS BORGES
* Pintura de Francis Bacon, Two Figures in the Grass, 1950-53
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