y será entonces cuando no importe que mi voz se ahogue,
porque mis palabras cruzarán el viento buscando un hueco
donde acomodar la intención.
En ese preciso instante,
en que mis dedos pongan por escrito lo que no puede ser contado,
se abrirán los techos del mundo por la mitad,
surgirá la bella luz que debe escapar si pronuncio tu nombre,
enterrarán los truenos su agonía y mal humor,
dejando paso a lo que debe venir.
El día que mi silencio hable de ti,
resonarán los cantos del otro mundo,
entonarán la melodía que escribieron para nosotros,
porque somos eso, canto de otro mundo, melodía.
El día que el silencio te nombre, dirás mi nombre
y no habrá lugar a equivocación porque nos habremos encontrado.
...
¿Puede recordarse el deseo? ¿Lo no vivido?
Cómo lo echaba de menos...
Suspiraba entonces,
suspiraba aquella queriendo crecer,
queriendo creer,
queriendo querer,
sin saber sufrir,
sin saber...
"Alma triste que antaño tanto amabas la lucha,
la Esperanza que un tiempo espoleaba tu ardor
ya no quiere montarte. Sin pudores, ve y túmbate
como un viejo caballo que tropieza con todo.
Corazón, capitula; duerme un sueño de bruto (...)"
Charles BAUDELAIRE
* Pintura de Pablo Picasso, Jeune Fille Endormie, 1935
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