*No buscaba nada y fue a parar al lugar donde se detiene el tiempo, donde mueren las historias y congeladas adornan un lienzo de siglos. Entre los estantes carcomidos por las historias que sostenían estaba ella. Aquella que desapareció durante la noche más larga del año se encontraba allí, bella e inerte, dorada por el sol, con la flor que más le gustaba recogiendo unos tímidos cabellos, mirada larga y despierta. Como olvidar esos dulces labios y aquellas palabras – no podré volver- resonaban en su cabeza como los ecos de las vasijas al golpear. “No podré volver” y no volvió, pero se quedó para siempre en este marco gastado y contemplándolo retomó la ilusión de años atrás. Suya para siempre, pensó. Le preguntó a la tendera por el precio: - no está en venta, soy yo-.

No hay comentarios:
Publicar un comentario