Abro los ojos, comienzo a caminar despacio, observando mis pies y mi paso tranquilo... estoy empezando, es un ritmo lento y seguro.Mis pisadas se hacen contundentes, siento el peso de mi cuerpo y domino los pasos que van por delante de mi, se los que son, los veo dibujados en mis pies un instante antes de alcanzarlos.
Siento la realidad del espacio que recorro, porque dejo atrás sentimientos y recojo otros que me han sido asignados por el camino, tengo que recogerlos obligatoriamente, de no ser así no podría continuar mi marcha, el camino está trazado así y no de otra manera por alguna razón...
Me tiemblan las piernas, ya son muchos segundos sobre este sendero de incertidumbre y es inevitable mirar hacia atrás, quiero regresar pero no puedo, no queda nada allí, lo recogí por el camino, se desvanece el pasado tras de mí.
Ya no miro al suelo, no cuento mis pasos y mucho menos advierto los que me quedan, ni donde están, ni la distancia que recorro... se borran mis huellas, ¡no sabría como volver! quiero y no puedo, solo hay una salida...
Continuo pero ahora corro, huyendo de mi, miro hacia delante para sortear obstáculos, el camino me deja pasar de largo y no recoger sentimientos, ya he tenido suficiente; corro en una dirección y no soy consciente de lo que dejo atrás. Mi sombra me atormenta, testigo único de lo vivido.
Volver.. se me antoja imposible, el pánico por llegar -a algún lugar- se ha apoderado de todo.
"Se que corre en contra mia,que el tiempo muere en cada instante (...) Volver como volvió el tiempo a mi reloj..."
Mira al horizonte,
ResponderEliminarolvida tu sombra (siempre está ahí)
y no corras, sólo avanza.
Ganarás el tiempo.
A veces lo que queda atrás es parte de ti y, abandonandolo, pierdes mas de lo que ganas avanzando.
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