miércoles, 9 de febrero de 2011

Fin de la primera parte



Creo que no nos han visto. Y supongo que con este ruido ensordecedor sea imposible que nos hayan oido. Apenas oigo nada, tengo ese pitido constante en mi cabeza. Es horrible, creo que si salgo vivo de esto no volveré a quejarme nunca de nada. Es difícil que salgamos vivos, casi imposible amigo, pero primero tienen que encontrarnos.
Me duele todo, tengo los ojos destrozados. Miro fijamente su posición pero con tanto humo y mis malditos ojos no les distingo. ¿crees que podrán vernos desde tan lejos? Estos bastardos no ven nada, no ven más allá de sus estúpidas y norteñas narices. Si ya me lo dijo mi padre: ¡nunca te fies de un hombre con ese color de pelo hijo, no pueden traer nada bueno!. Mi padre, valiente bastardo también...Mi madre estaba enferma cuando me fuí, solo pienso en que ahora está bien pero, ¿sabes?, hay dias que me resulta complicado dibujar su cara en mi mente.
¿Qué día será ya?, ¿otoño o invierno?, tengo la desagradable sensación de que llevamos en este agujero años, los gusanos deben sentir lo mismo.
¿Qué es esa luz?, oh mierda! ya están aquí, ya están aquí. ¡Amigo!, ¿me oyes?, ¡muévete joder! ¡no!, ¿tú también? ...

"Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas, y en traje de cañón, las parameras donde cultiva el hombre raíces y esperanzas, y llueve sal, y esparce calaveras"
Miguel Hernández

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